Santiago Marino, políticas públicas para las pantallas
Estado y mercado son la dupla clave para entender el desarrollo de las industrias culturales. En su tesis doctoral, Santiago Marino analizó las políticas públicas hacia el cine y la TV paga en la Argentina entre 1989 y 2007, y mostró cómo con el mismo modelo de Estado se desarrollaron políticas diferentes con resultados distintos. "En el cine hubo políticas de largo plazo, basadas en el estimulo a la producción nacional, sin intervenir en la concentración de distribución y salas, que perduraron a pesar de cambios de gobierno y crisis políticas -cuenta-. Eso se contrapone con las políticas para el sistema audiovisual, que beneficiaron la concentración de la propiedad, flexibilizaron los marcos regulatorios y facilitaron la entrada de capitales extranjeros."
Ahora, Marino -que integra el equipo de investigación que dirigen Martín Becerra y Guillermo Mastrini en la UNQ- trabaja comparando las dinámicas del "sector audiovisual ampliado" en cuanto a sus políticas públicas en Argentina y Brasil entre 2009 y 2015. Tras una estancia de investigación en Brasil, tiene algunos hallazgos. "El espacio del cine existe porque hay una fuerte intervención del Estado en ambos países, aunque en Argentina se hace con una parte de los recursos que genera el propio cine, y en Brasil hay estímulos fiscales a las empresas -describe-. En la TV paga, la dinámica es más la del mercado, y el Estado corre atrás estableciendo regulaciones. La diferencia es que en Argentina es un mercado mucho más potente." Qué tanto eso responde a elementos de cada país o a una configuración transnacional de la industria es su próxima pregunta.
Edad: 36 años
Perfil: doctor en Ciencias Sociales, investigador y docente en la UBA, UNQ y Udesa, director de la maestría en Industrias culturales de la UNQ.
Su tema: políticas públicas para el sector audiovisual