La incertidumbre: lo único seguro
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Los medios masivos de comunicación atraviesan un proceso complejo y dinámico de transformación, a partir de una serie de elementos, entre los que se destacan: el desarrollo tecnológico; el proceso económico (concentración-extranjerización de la propiedad-incorporación de capitales de diverso origen, como el financiero y otros); el regulatorio y político (con mayor intensidad en América Latina); y el sociocultural que se expresa en los nuevos usos sociales de los medios por parte de las personas, que ya no son meros receptores, aunque las posibilidades de participación que habilita la tecnología (redes sociales, blogs, comentarios en portales de grandes medios) no tenga la circulación de su potencial.
Santiago Marino
Asistimos a una serie de novedades en el marco del sistema de medios internacional, que constituye una saga con más dudas que certezas sobre sus razones y su futuro: la fusión (en 2010) Neewsweek-The Daily Beast (empresa de información online); la reciente compra del Washington Post por parte del dueño de Amazon, Jeff Bezos (en términos personales, no por parte de su firma); la decisión del New York Times de vender el The Boston Globe al dueño del equipo de béisbol Red Sox; la situación crítica del Grupo El País de España, que se desprendió de algunos medios e incorporó al Grupo Liberty como accionista; entre otros casos.
Se percibe una búsqueda –por parte de los grandes grupos y de actores económicos muy potentes– de estrategias y modelos de negocios nuevos, en un escenario que cambia constantemente. El desarrollo de Internet transforma los tipos de consumo de medios. En el caso de la prensa gráfica eso profundizó una crisis que el soporte papel ya sufría, a partir del incremento de los costes y la caída constante en los niveles de circulación. Ahora bien, todavía es difícil encontrar ejemplos de modelos de negocio exitosos en el soporte digital, donde los usuarios –en general– no están dispuestos a pagar más que por el abono al servicio, la mudanza de la inversión publicitaria es más lenta que la de los lectores y las inversiones a llevar adelante son muy importantes (nuevos profesionales, nuevos modos de producción, demanda constante, entre otros aspectos).
Así, conviven las estrategias de empresarios que se mantienen en el negocio editorial clásico porque es el único que tiene un modelo desarrollado –a pesar de su caída– mientras apuestan al escenario digital, con nuevos jugadores que buscan articular el capital simbólico que otorga una gran medio de papel (como el Washington Post) con la articulación de (sus) otros negocios.
Resulta claro que la constante mutación tecnológica, económica y socio-cultural se desarrolla en un marco de incertidumbre sobre los modelos de negocio, y fundamentalmente, sobre el futuro rol de los grandes medios y su relación con los usuarios-receptores-consumidores con cierta capacidad de respuesta. Aunque por ahora no cambia la capacidad del capital de ser quien guía –aun en la duda– el proceso.